Ser o no ser.

No es fácil.

No es fácil cambiar cuando te acomodas, cuando estás a gusto con lo que haces, cuando a la gente le gusta lo que haces. No es fácil cambiar porque cambio significa movimiento, y no todo el mundo desea movimiento, no todo el mundo está preparado para el cambio. Personal o ajeno.

Aunque la pregunta realmente importante aquí es,

 

¿aceptas tú tu propio cambio?¿Aceptas tú tu propia evolución?¿Aceptas tu impermanencia?¿Tu crecimiento?

 

Y con aceptar esta vez no me refiero a saber que así es,  con aceptar me refiero a dejar de esconderlo, a dejar de buscar excusas para no mostrar lo que en ti ahora es. Seguir atándote a una identidad pasada por miedo a que la nueva no sea aceptada, pero… ¿cómo pretendes que sea aceptada, si la primera que no se muestra transparente y auténtica por miedo, eres tú?

 

El miedo te ancla, te ancla en el lugar que conoces, el miedo frena tu expansión. Y te quedas ahí, mirándote las cadenas, las cadenas que no te amarran, pues no son más que proyecciones de tu miedo a dejar de gustar, a dejar de encajar.

¿Por qué no elegimos proyectar puentes en lugar de cadenas?

¿Por qué no elegimos ser valientes y mostrarnos auténticas en lugar de sujetar la máscara que lucha y lucha por caerse?

¿Por qué no aprendemos a darnos amor, aceptación y cobijo y que lo de fuera, venga solo?

Porque tenemos miedo.

Yo hace mucho tiempo que me planteo si mostrarme por el camino que la vida me está pidiendo. Hace tiempo que fantaseo con el momento en el que al fin, me libere, me libere de dejar de sostener todo eso que ya no va conmigo. De soltar. De soltarme a mi, a mi antigua identidad, la cual llevo cosida a la piel y está luchando ya por desvanecerse porque esa parte de mi ya cumplió su función.

Estoy en ese proceso de volver muy adentro, observarme, escucharme, aceptarme muy adentro para prepararme. porque llegará el momento que me muestre tal y cómo soy, y será explosivo.

Porque será drástico, nuevo, inesperado. Porque lo he sostenido demasiado.

Si te encuentras en ese punto en el que estás evolucionando tanto que sientes que todo cambia muy rápido, que no sabes cómo gestionarlo, no estás sola, estamos juntas. Comprender que anclarse a ese miedo, a ese lugar seguro que nos proporciona la no aceptación, y la resistencia a los ritmos de la vida, solamente nos van a generar sufrimiento y vacío.

Vacío que luego cuesta mucho llenar. Porque hay que llenarlo de amor del verdadero, del tuyo propio, y lo perdiste todo tratando de ser quien no eras.

¿En que etapa te sientes tú?

 

Quiero leeros en comentarios, quiero saber cuantas de vosotras queréis mostrar esa parte que aún mantenéis oculta.

PD: pronto nos dejaremos ver, es ley de vida. 

Patricia.

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